Pensar fuera de la caja: Cómo aprender en el mundo digital

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La Republica. 14.09.2016. Lea Sulmont Haak – Miembro del Comité CADE por la Educación 2016

Para los docentes que han tenido contacto con varias generaciones de estudiantes, las diferencias entre los estudiantes del “ayer” y los estudiantes de “hoy” saltan a la vista. Por ello conviene enfrentar con realismo esta brecha de los llamados “nativos” e “inmigrantes digitales”, especialmente en un contexto educativo que asume la formación de los futuros ciudadanos.

Salvando las brechas existentes en nuestra sociedad peruana, el mundo digital es inminente. Esto representa un problema real cuando las dos generaciones comparten un mismo espacio: el salón de clases. Los estudiantes actuales crecieron al ritmo de los videos juegos, tienen un “pulgar” que ha desarrollado destreza para manejar varios dispositivos a la vez: navegan, descargan, se conectan en tiempo real y también son capaces de salir a caminar para atrapar pokemones. La tecnología es parte importante de su vida diaria.

Pero sucede, como comenta Piscitelli (2010), que los inmigrantes digitales tienen poco aprecio por las nuevas habilidades que los nativos han adquirido y perfeccionado con años de interacción y práctica. Para Gruffat (2005) los profesores -inmigrantes digitales- asumen que los “novatos” son iguales que lo han sido siempre, y que los mismos métodos con que trabajaron los profesores cuando eran estudiantes ahora sirven para sus estudiantes. Pero esa idea ya tiene fecha de caducidad.

¿Por dónde empezar? La opción es clara: para que los docentes puedan plantear respuestas para la educación del mañana, es importante que puedan entender el mismo lenguaje que sus estudiantes. Urge quebrar un paradigma ampliamente instalado que supone que el docente debe saberlo todo y, en contraparte, el estudiante, solo aprende lo que el docente le enseña. Tenemos que pensar fuera de la caja, como lo planteó CADE por la Educación 2016, y quebrar paradigmas sobre cómo aprendemos y cómo se debe enseñar.

Uno de los puntos que resaltamos en esta octava edición de CADE por la Educación es que alrededor de esta discusión entre nativos e inmigrantes digitales existe la oportunidad de renovar la propuesta pedagógica y valorar el rol del docente como facilitador y gestor del aprendizaje y, el del alumno como sujeto activo de su aprendizaje. Necesitamos reconsiderar cómo manejar las herramientas del mundo digital en el proceso de enseñanza aprendizaje, reconsiderar la metodología, el contenido y ejercitarse en el desarrollo de competencias específicas para el entorno digital.

En este contexto, celebro la incorporación en el nuevo Currículo Nacional de la Educación Básica (MINEDU 2016) de una nueva competencia que no había sido contemplada sino hasta el día de hoy: La integración de las TIC. Bajo la sugestiva denominación: “Se desenvuelve en los entornos virtuales generados por las TIC”, el Diseño Curricular Nacional declara como competencia de carácter trasversal que los estudiantes desarrollen cuatro capacidades principales: personalizar entornos virtuales, gestionar información del entorno virtual, interactuar en entornos virtuales, crear objetos virtuales en diversos formatos; no solo en un contexto escolar, sino también en la vida cotidiana.

En consecuencia, para estudiantes y docentes esta integración es una oportunidad valiosa, pues se introducen las TIC no solo como medio o herramienta de aprendizaje, sino desde el punto de vista relacional, es una estrategia para enseñar, para aprender y para la vida.