¿Donde se aprende más, dentro o fuera del aula?

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Semana Economica.- 03.08.2017. Maria Rodríguez Risco. PRESIDENTE DEL COMITÉ DE EDUCACIÓN DE IPAE Y MIEMBRO DEL COMITÉ CADE EDUCACIÓN 2017

Juan es un típico adolescente de 14 años que tiene un Smartphone. En un fin de semana cualquiera, se conecta con varios amigos vía WhatsApp, a través del Facebook ve las fotos de la “reu” que se perdió por ir al concierto, cuya entrada compró por internet hace meses y de paso, compró un “case” para su celular, que le llegará directo a su casa. A Juan le gusta la aeronáutica y va a pasar una buena parte de la tarde en “Flight Pilot”, un video juego simulador en 3D gratuito online. Ya tiene mil horas de vuelo acumuladas.

Pero su interés es estudiar medicina, y se ha propuesto entrar al chat de dos o tres universidades que lo contactaron, una de ellas de Australia. Tiene un primo que ya está estudiando allá, con quien piensa hacer “facetime” para conocer más detalles. Juan no sabe que terminará trabajando en nanotecnología aplicada a la medicina, un campo que el día de hoy no tiene muchas aplicaciones. Por lo pronto, va a salir a correr, quiere superar el record que tiene registrado en su app “5K Runner” y subir un par de fotos a Instagram cuando logre su propósito.

Llega el lunes y Juan va al colegio. Está en tercero de secundaria junto a otros 25 chicos y chicas de su edad. Trata de no quedarse dormido en la clase de historia porque el maestro es muy aburrido, y solo quiere que lo escuchen. El otro día sacó del salón a una alumna que estaba en WhatsApp. La siguiente hora tiene un examen de química. El fin de semana se memorizó eso que llaman la tabla periódica, -solo Dios sabe para qué sirve-. Juan debería interesarse por el tema, se supone que la química es importante para estudiar Medicina. Sin embargo, por la cabeza de Juan solo está el deseo de poder usar esas horas para acumular unas horas más de vuelo. Está a punto de ganar las 3 insignias.

¿En donde creen ustedes que está aprendiendo Juan lo que requiere para enfrentar el mundo en su vida adulta? Como lo dice Santiago Bilinkis, en su libro Pasaje al Futuro “es muy peligroso encarar un mundo que avanza tan velozmente con un sistema tan resistente al cambio”. Si no cambiamos lo que ocurre en el aula, los jóvenes como Juan, van a buscar y encontrar respuestas fuera de ella. Y lo harán sin la guía de sus maestros.

Ahora, imagina un aula donde el maestro ayuda a jóvenes como Juan, a hacer sentido y entender el significado y relevancia de la información o contenido de “allá afuera”, en los temas de su interés. Un aula, donde el maestro no habla de materias, sino que invita a sus alumnos a vivir experiencias y desafíos tomados de la realidad, que promueven el aprendizaje colectivo, usando las herramientas digitales que forman parte de sus vidas. Donde el maestro es un “guía” en el desarrollo de las capacidades y habilidades socio-emocionales que sus alumnos requerirán para ser capaces de construir su propio proyecto de vida.

No solo Juan estaría motivado para asistir, participar y sacar provecho de lo que ofrece la secundaria, ¿qué profesor, con la capacitación adecuada, no se sentiría mucho más motivado y satisfecho con el tiempo que emplea con sus alumnos en el aula?

Nadie sabe cómo terminará esto. Se habla de la transformación digital de la educación, y de la posibilidad de que los programas virtuales y los robots reemplacen a la educación y maestros en las escuelas. Pero, a mi juicio, la escuela y el aula física no tienen por qué desaparecer. Necesitan reinventarse como parte de un ecosistema de aprendizaje mucho más amplio para responder a los desafíos de un mundo complejo y cambiante. El mundo de Juan en unos 5 años.